MARIO GARCÍA-ROJAS
LOS AMORES DESCOMPUESTOS
El hedor en ascenso se desliza serpentino hacia el cielo estival,
Cuerpos tumefactos, insepultos, sobre el pavimento se deshacen,
Nada más despojos olvidados, sin dolientes;
Nadie les guarda luto y nadie, nadie preparó un cortejo fúnebre.
Han muerto Los Amores y se pudren ante mis ojos,
El hedor insoportable trae a la memoria aquellos días,
Cuando creíamos en su inmortalidad y rendíamosle culto.
Aquel dios de figura infantil se nos antojaba todopoderoso
¡Qué engañado estaba, al suponerlo alejado de los rigores de la carne!
Al concebir su gloria olímpica libre del sino de Adán y de su estirpe.
Ya su madre renunciando a su belleza floreció frente a mí como carroña,
Ya su abuela, divina prostituta, entregó su sexo a los gusanos.
¡Tan fuerte es la hediondez como poderoso fue su influjo!
Ahora me embriago del aroma fétido de Los Amores cadavéricos,
Y en su honor un amaro ofrezco a cada uno
Mientras grabo en alguna roca adyacente el epitafio:
“Los Amores descompuestos”
El hedor en ascenso se desliza serpentino hacia el cielo estival,
Cuerpos tumefactos, insepultos, sobre el pavimento se deshacen,
Nada más despojos olvidados, sin dolientes;
Nadie les guarda luto y nadie, nadie preparó un cortejo fúnebre.
Han muerto Los Amores y se pudren ante mis ojos,
El hedor insoportable trae a la memoria aquellos días,
Cuando creíamos en su inmortalidad y rendíamosle culto.
Aquel dios de figura infantil se nos antojaba todopoderoso
¡Qué engañado estaba, al suponerlo alejado de los rigores de la carne!
Al concebir su gloria olímpica libre del sino de Adán y de su estirpe.
Ya su madre renunciando a su belleza floreció frente a mí como carroña,
Ya su abuela, divina prostituta, entregó su sexo a los gusanos.
¡Tan fuerte es la hediondez como poderoso fue su influjo!
Ahora me embriago del aroma fétido de Los Amores cadavéricos,
Y en su honor un amaro ofrezco a cada uno
Mientras grabo en alguna roca adyacente el epitafio:
“Los Amores descompuestos”
MORADA INTERIOR
Bienvenido el óxido a mi moradaY su ruginoso temple
Tiña de ocre mi voluntad.
L a herrumbre bestia desaliñada
Edulcore mi rostro
De lacra y vejez.
E l moho y su yunta aren mis campos
Antes del alba
Mientras bebo del vino acre
Que la noche atesora.